Lo encontré en el gimnasio, ejecutando milimétricamente cada uno de los ejercicios que en busca de potencia y fortalecimiento de los planos musculares les indicó tanto a él, como a la extraclase Yarisley Silva, el mentor Alexander Nava.
Con la locuacidad de siempre, el subcampeón mundial de Daegu 2011 en salto con pértiga, Lázaro Borges, accedió a comentar sobre su cambio de entrenador y la búsqueda de nuevos horizontes.
“Al principio fue difícil adaptarme a otro sistema de trabajo. Luego fui entrando en ritmo, ajustándome a las especificidades del plan de entrenamiento. He recibido un apoyo incondicional del profe Nava, de Yarisley, de José el preparador físico y del resto del colectivo. También las conversaciones con mi antiguo timonel Rubén Camino han sido positivas, de peso en lo psicológico. De ahí que las perspectivas de reinserción en la élite sean elevadas. Nava tiene el don de tocarte el plano de las ambiciones”, explicó Borges, enfrascado en elevar sus capacidades de fuerza y explosividad y poner a punto cada mínimo aspecto físico, además de reencontrarse con su técnica idónea, elementos esenciales para una partida exitosa.
“El 2015 fue un año complicado. No tuve medidor competitivo internacional previo a los Panamericanos de Toronto, donde solo superé la varilla sobre 5.40 metros. Yarisley posee una capacidad increíble, trabajar a la par con ella y junto a Nava constituye un excelente termómetro”, ahondó.
A propósito, su marca lo colocó en el puesto 120 del ranking mundial, comandado por el francés Renaud Lavillenie (6.05).
Borges está urgido de reencontrarse con la forma que lo condujo a sus 5.90 metros de plata en Sudcorea 2011, pues desde que se le partió su garrocha en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, no ha vuelto a materializar saltos de relieve.
De cara a Río, su especialidad exige 5.65 de marca mínima para inscribirse, altura que en la temporada 2015 sobrepasaron 38 garrochistas. Sobre la materialización de esa meta inicial, Nava argumentó: “Estamos inmersos en la novena semana de preparación, con un volumen elevado de saltos y la carrera fijada en ocho pasos. En el gimnasio buscamos acercarnos a parámetros físicos y de resistencia de la fuerza idóneos. El clima y problemas con la cubierta del colchón (puede generar afectaciones en la caída) han atentado contra el cumplimiento del plan, lo que impidió realizar un control de cuatro metros para Yarisley y cinco para Borges. Esperamos recuperar ese déficit para buscar registros en las tres competencias previas proyectadas antes del Mundial Bajo Techo de Portland, Estados Unidos (17-20 de marzo). El trabajo es parejo, las ambiciones deben serlo por igual”, concluyó Nava.
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