CUBA AL MUNDIAL JUVENIL DE ATLETISMO
La Mayor de las Antillas asistirá al próximo Mundial Juvenil de Polonia con una comitiva atlética con posibilidades reales de coronarse
En 1997 la capital griega atestiguó una proeza del atletismo cubano que casi veinte años después pudiera reeditarse en otra categoría.
Javier Sotomayor, Iván Pedroso y Yoelbi Quesada se proclamaron monarcas de manera inobjetable en el Campeonato Mundial de Atenas y dejaron constancia histórica de la celebridad de los saltadores cubanos.
El matancero de las alturas, el capitalino del vuelo longitudinal y el espirituano del triple fueron capaces de un inédito copo universal en tres de las cuatro modalidades del salto.
Hoy día la epopeya pudiera repetirse en la categoría juvenil. El atletismo cubano se enorgullece de contar con cinco de los mejores saltadores del planeta y en el venidero mes de julio Polonia acogerá el Mundial para menores de 20 años.
Maykel D. Massó encabeza las listas del 2016 en longitud con 8.28 metros, la mejor marca de todos los tiempos para la categoría cadete (porque todavía es menor de 18 años), a solo siete centímetros del primado mundial para los juveniles menores de 20. En la misma prueba destaca Juan M. Echevarría, cuyo registro de 7.96 lo sitúa tercero del planeta.
En el triple, Cristian A. Nápoles acaba de alcanzar el liderato mundial con 16.92, escoltado por el 16.90 de Lázaro Martínez, pero éste último fue monarca universal cadete y es el actual rey juvenil obligado a la defensa del cetro. Transita por un “segundo aire” que pudiera llevarlo de nuevo más allá de los 17 metros y acercarse o superar su cima individual de 17.24.
En las alturas, Luis E. Zayas es el segundo saltador juvenil del año tras vencer el último fin de semana 2.25 en el primer intento, a solo un centímetro del líder mundial. Ante tal proximidad pudo probar con 2.27, pero prefirió osar dos veces en 2.29, para coronar la cima juvenil y de paso protagonizar un mínimo olímpico imprevisto, aunque agradable. La semana anterior también había progresado al rebasar 2.23.
Aparte de este quinteto de saltadores que constituyen indiscutible referencia mundial, el atletismo cubano cuenta con otros siete especialistas bisoños cualquiera de los cuales igual podría convertirse en campeón mundial al figurar entre los ocho mejores.
Sobresalen dos líderes femeninas. Nadie salta en triple por encima del 14.08 de Davisleidis L. Velazco, ni lanza el martillo más lejos que el 68.98 de Ayamey Medina.
Santiago A. Ford es el segundo del planeta por sus 7 943 puntos en el decatlón, compleja modalidad en la que Rafael D. Noguera marcha quinto gracias a 7 663.
Rosalina Álvarez (54.30) es quinta en disco, Roxanna Gómez sexta en 400 metros planos (52.26) y Adriana Rodríguez se ubica octava en heptatlón con 5 547 unidades.
La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) promueve la participación y costea tantos atletas como finalistas tuvo el país en la edición anterior. En Eugene 2014, Cuba tuvo once en ese rango, del total de 18 que inscribió. Ahora toca aportar menos para llevar a los talentos mencionados.
También sumar a otros más allá de la docena, que no faltan jóvenes calificados. El cálculo es sencillo. No correr riesgo de disminuir los finalistas en esta versión 2016. Más bien tratar de aumentarlos y así certificar más plazas gratuitas para el 2018, el 2020...
Es verdad que el país tiene que costear a entrenadores, oficiales y atletas por encima de la cuota gratuita. Que Polonia dista mucho más que Estados Unidos. Y que no faltarán los que solo piensen en Río 2016.
Pero no olvidar la elemental siembra para recoger frutos. Garantiza menos zozobra, menos cálculos y “haladera de pelos” para la escuadra olímpica de Tokio 2020. Y quizá mayor confianza en su aporte de medallas.
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