Al verla tan dispuesta en sus intentos, me percaté de que Marina de la Caridad Rodríguez (63kg) iba a dejar su impronta en el estreno de una mujer cubana en las lides olímpicas de levantamiento de pesas.
Tras clasificar con un total de 215 kilogramos en el preolímpico de Cartagena de Indias, Colombia, en junio de este año, la marianense de 21 años se propuso realizar una decorosa faena aquí. Antes del evento en tierras cafeteras, Marina poseía un biatlón de 205 kg, por lo que incrementó considerablemente su rendimiento, igualado ahora en Río de Janeiro.
—¿Pensaste concluir aquí en el octavo lugar?
—Me sentía segura porque he entrenado fuerte y las cosas debían salirme bien, aunque cometí una imprecisión en el envión, aflojé la espalda y no pude levantar 123 kilogramos. Sin embargo, estoy feliz por igualar mi marca personal de 215, además mejoré de 93 a 94 kg el récord nacional en el arranque. No te niego que cuando se completó la jornada con las pesistas de la tarde, me sorprendí al verme en el octavo lugar.
—¿Estuviste muy fácil en el arranque?
—Sí, empecé pidiendo 87 kilogramos, a continuación también me sentí cómoda en los 91, hasta que arriesgué en la última oportunidad y conseguí los 94 de que te hablé.
—¿Y en el envión?
—Bueno, antes nunca le había tirado a los 123 kg. Mi entrenador Vicente Gálvez y yo decidimos lanzarnos e intentar sacarle ventaja a la competidora que teníamos delante, pero no lo conseguimos. Aun así solo fallé en uno de los seis intentos en toda la competencia.
—¿Por qué escogiste este deporte?
—Estaba en atletismo, pero aquello no era lo mío y cambié. Este resultado me sirve de acicate para continuar entrenando y alcanzar nuevas marcas, lo importante de estos juegos es que ya tengo un espacio en el nivel internacional a partir del cual empiezan a respetarte.
—Persiste el prejuicio de que las pesas van contra la femenidad de la mujer.
—A quienes piensan que levantar pesas te hace perder la femenidad, se equivocan, nosotras en la preselección nacional somos un grupo que siempre andamos arregladas, nos gusta presumir, incluso, el entrenador Vicente Gálvez nos insiste para que nos arreglemos las uñas y luzcamos agradables. Yo estoy muy orgullosa porque continuaremos subiendo y rompiendo tabúes.
—¿El novio, qué dirá ahora?
—Él también es pesista, Adriel la O, de los 77kg, campeón panamericano de Toronto, pero no vino. Nos ayudamos mucho porque casi siempre vamos juntos a las competencias, así que ahora debe estar muy alegre.
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