sexta-feira, 16 de setembro de 2016

Entuertos femeninos del atletismo en Río 2016

El rendimiento más valorizado del atletismo femenino cubano en Río 2016 fue en una prueba preliminar

Que el rendimiento más valorizado del atletismo femenino en Río 2016 haya sido en una prueba preliminar y que el relevo de 4x400 tuviera tanta o mejor tasación que otras diez faenas, todas abrumadoramente alejadas de lo esperado, constituyen entuertos muy difíciles de comprender en la participación olímpica cubana del reciente agosto.
Las tablas de puntuación de la IAAF ofrecen especificidades nu­­mé­ricas para medir el rango de los resultados, así como equivalencias entre esfuerzos de diferentes áreas atléticas.
La correspondiente al sector femenino determina que el 65.38 en disco de Yaimé Pérez, en la preliminar B, marcó el esfuerzo tope de las mujeres cubanas en Río, lanzamiento valorado en 1 171 puntos.
Inclusive, fue el mejor disparo de las 32 candidatas. Pero de valor efímero. En la final Yaimé cargó con lo peor. Se fue en blanco. Ningún disparo válido.
Se quedó sin lugar, aunque haya avanzado al grupo de 12.
Algunos atletas se tensan más que otros, forma parte de las competencias. Son los primeros que sufren, por eso hay sicólogos en los grupos de trabajo, aunque los entrenadores son los principales en conocer y orientar a sus pupilos.
Denia Caballero ganó bronce en la final con cuatro centímetros menos (65.34). No consiguió llegar más lejos y se autocriticó pues ningún atleta quiere perder. Lo que deben analizar es cómo el año antes llegó a 70 metros y fue campeona mundial, mientras que en los meses previos a culminar el ciclo olímpico solo lanzó 67 y a la hora buena 65.
El tiro bronceado de Denia está valorado en 1 170 puntos, igual cantidad que recibe el récord nacional de 6 481 de Yorgelis Rodríguez en el heptatlón, donde finalizó séptima.
Una arista muestra que marcas consideradas semejantes en la tabla arrojan premios diferentes en la práctica competitiva por la calidad del contexto. Se debe a que en el heptatlón hubo más rivalidad y nivel cualitativo general que en el disco.
Otro aspecto es que Denia, con bronce y todo, resultó perdedora contra ella misma, contra sus posibilidades demostradas. Yorgelis no alcanzó podio y sin embargo creció de manera sobresaliente, además de sentar pauta para las heptatlonistas cubanas.
El relevo femenino de 4x400 metros no quedó último entre los 16 mejores del mundo convocados, pues corrió mejor que la cuarteta brasileña. Logró su mejor marca    del año con un registro equivalente a 1 137 puntos.
Ese monto es el mismo que recibe el 4.60 de Yarisley Silva en pértiga, y supera a todas las demás marcas del femenino salvo las mencionadas y el 2:00.50 de Rose M. Almanza en 800 metros.
Las chicas del relevo no se fo­guearon en Europa. Fueron hasta desmovilizadas al salir de los planes a última hora. Las recapturaron lue­go de renunciar Nigeria. Viaja­ron a Río después que todos, el día 15. ¿Cómo es que rindieron más que un montón?
Noten que las chicas de la selección nacional llegaron a Río con calidades diferentes en consonancia con resultados previos. Algunas como la maratonista Dailín Belmonte, por ejemplo, aun mejorando, nunca en­cabezarían el ordenamiento cualitativo por puntos.
En la tabla añadimos la puntuación de la marca del 2016 que acreditaron al llegar a la sede olímpica. Así, independientemente del ordenamiento general, podrá medirse la evolución o involución de cada una entre la etapa preparatoria y el evento cumbre.

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