La delegación cubana que participará en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla fue abanderada en Santiago de Cuba, donde expresaron su compromiso de honor con el pueblo y con Fidel
SANTIAGO DE CUBA.– Como una simbólica medalla de honor, la delegación cubana a los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia, recibió la enseña nacional y enarboló su compromiso con el pueblo y con Fidel, ante el monolito que engrandece el legado del Comandante en Jefe, en el cementerio Santa Ifigenia, de esta ciudad.
Campeones olímpicos, monarcas mundiales y de otras lides internacionales acudieron, junto a glorias del deporte, noveles atletas, entrenadores, árbitros, jueces y directivos, luciendo todos en tan especial momento el rojo, azul y blanco que, con las letras de Cuba, los distinguirá en la cita regional.
«Este abanderamiento es mucho más especial que el de las tres Olimpiadas en que he portado nuestro estandarte,
porque ahora afirmamos ante el mayor deportista cubano, Fidel, que la confianza en la victoria que siempre nos transmitió está en nuestros corazones, que volveremos con el escudo y con las medallas», sentenció el triple titular estival de lucha Mijaín López, quien recibió la enseña nacional.
Similar emoción vivió la campeona olímpica y mundial Idalis Ortiz, quien leyó el juramento de los atletas. «Más que un compromiso es un juramento de honor –precisó la judoca artemiseña–, porque son los primeros Centroamericanos en que no tendremos su presencia física, pero al recibir aquí su legado, su energía y su ejemplo, no tenemos otra alternativa que demostrar en Barranquilla que esta sigue siendo la misma Cuba del invicto Fidel».
Por su parte, Manrique Larduet, uno de los jóvenes deportistas cubanos más consagrados y talentosos de la actualidad, sin apartar la mirada de la roca del monumento, dijo que en su primera vez frente al Comandante solo podía expresar un eterno agradecimiento por su obra en el deporte. «Quiero transmitir mi deseo de aportar el máximo de medallas al firme objetivo de ganar estos importantes Juegos», puntualizó el gimnasta.
Un experimentado de lides internacionales, Frederich Cepeda, recordó que nunca se había hecho el abanderamiento fuera de La Habana. «Traer la ceremonia a Santiago es algo muy bonito, pero a la vez triste, porque no hay forma de imaginarnos que Fidel no está físicamente delante de nosotros, pues en momentos así solía jaranear, te imponía metas, y por ese legado vamos a dar la vida si es necesario».
La comitiva cubana llegó en horas de la mañana a la urbe indómita y tuvo un cálido recibimiento de los santiagueros, quienes siguieron el trayecto desde el aeropuerto internacional Antonio Maceo hasta la necrópolis, donde se unieron ya en el sendero de los fundadores de la nación el ardiente sol y la impresionante marcialidad del cambio de la guardia de honor de la unidad de ceremonias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
La amplia representación de los 537 atletas participantes y demás integrantes de la delegación, ascendente en general a 780 compatriotas, colocó tras el beso y apretarlas junto al corazón, las rosas ante el monolito que guarda las cenizas de Fidel, y en los monumentos funerarios de Martí, Mariana y Céspedes.
«Es un momento de mucha reflexión, de mucha meditación, de compromiso y lealtad a la Patria –diría el doctor Antonio Castro Soto del Valle, tras entregarle la flor al padre mayor–, porque es la primera vez que no está en la salida de una delegación deportiva con un compromiso tan grande, y la respuesta será entregarlo todo, cumplir con la Patria y cumplir con él».
Precisamente, el Doctor Antonio Becali, presidente del Inder, precisó que la batalla será muy dura, pero que, lejos de amedrentarnos, ese será un estímulo adicional para regalarle al pueblo las victorias que espera.
«Nos inclinamos ante tanta grandeza y confirmamos la disposición de hacer hasta lo imposible por el triunfo. No importarán obstáculos como la concepción de un calendario que nos obligará a revertir tensiones para cerrar por todo lo alto, ni la inclusión de pruebas ajenas a los programas olímpicos y panamericanos, o el permanente interés del enemigo en articular acciones tendientes a desacreditarnos», enunció Becali.
Luego de proclamar junto al trovador Raúl Torres en Cabalgando con Fidel, que agradecidos lo acompañarán eternamente, la delegación visitó el antiguo cuartel Moncada para palpar junto a sus muros el espíritu de lucha y amor a la Patria de aquellos jóvenes de la Generación del Centenario, que encabezados por Fidel emprendieron allí, hace casi 65 años, el camino irrenunciable a la victoria.
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