Entre sus éxitos del año, el saltador de longitud se tituló en los Panamericanos de Lima
Juan Miguel Echevarría es hoy uno de los atletas más populares de Cuba y una promesa hecha realidad del deporte antillano, con una progresión hacia el estrellato mundial en la especialidad del salto de longitud.
Luego de un paso por las categorías juvenil y de cadetes sin resultados destacados a nivel internacional, a pesar de registrar una marca de 8,05 metros, en La Habana, con solo 16 años, llega el 2017 donde compitió en su primer Campeonato Mundial de mayores al aire libre, en Londres, pero no accedió a la final.
Salto a la élite
El 2018 le propició a Echevarría su salto a la élite, coronándose en el Mundial Bajo Techo de Birmingham, con 8,46 metros, derrotando al hasta ese entonces campeón Luvo Manyonga, de Sudáfrica. Llegó siendo un desconocido y terminó proclamándose el titular en pista cubierta más joven de la historia, en eventos de campo, a la edad de 19 años, mérito que correspondía al saltamontes cubano Iván Pedroso.
Su tope personal de 8,68 metros al aire libre lo logró el 30 de junio de 2018, en el mitin Bad Langensalza, Alemania, para ubicarse entre los diez mejores saltadores de la historia. En el propio año, en la Liga del Diamante, impresionó con sus 8,83 metros, en Estocolmo, que hubiese sido el quinto registro de la historia, por detrás de Mike Powell (8,95), Bob Beamon (8,90), Carl Lewis (8,87) y Robert Emmiyan (8,86), pero no fue homologado por haberlo hecho con aire a favor de 2,1 metros por segundo, una décima más de lo permitido.
El presente año lo comenzó con un asombroso estirón de 8,92 (viento a favor, de +3,3 m/s) en la Copa Cuba de Atletismo. En el mitin Zapatillas Doradas, de Ostrava, marcó 8,32 y reeditó su primacía del año anterior, cuando impuso récord para ese evento de 8,66 metros, a solo cinco centímetros del primado nacional de 8,71 metros, en poder de Iván Pedroso.
En la Liga del Diamante dominó en dos paradas, y en otra fue segundo. Venció en Rabat (8,15) y Lausana, con 8,32 metros. En Estocolmo fue segundo al superar los 8,12 metros. Este recorrido le permitió llegar hasta la final de Zurich, donde se presentó imbatible en el estadio Letzigrund y, con 8,65 metros, ganó su primer Diamante.
Oro en Lima
El alumno de Daniel Osorio se proclamó rey panamericano por vez primera en la justa de Lima, donde un salto de 8,27 metros fue suficiente para cumplir con el pronóstico trazado de subir a lo más alto del podio.
Luego llegaría el Mundial de Doha, Catar, donde todos los medios de prensa y especialistas lo señalaban como favorito. Este anhelo se confirmó en la clasificación, en la que convenció con un único intento de 8,40 metros, muy superior a sus oponentes. Sin embargo, en la final no se le vio cómodo en la carrera de impulso y su ataque a la tabla de saltos no fue óptimo. Tampoco logró una altura elevada en su fase de vuelo que le permitiese un mejor desempeño, y quedó en bronce (8,34 metros).
Sus demostraciones lanzan su candidatura a mejor atleta del año, la cual le pudieran disputar el boxeador Andy Cruz y el luchador Ismael Borrero.
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