sábado, 30 de julho de 2016

CUBANOS EN EL ATLETISMO OLÍMPICO

Los reyes del salto

Javier Sotomayor, en altura, e Iván Pedroso, en longitud, han sido los cubanos multicampeones mundiales del salto. Igual tuvieron el honor de coronarse en los más exigentes Juegos Olímpicos, escenario donde sobresalió el continuado aporte de Yoelbi Quesada, en triple
Javier Sotomayor, Iván Pedroso y Yoelbi Quesada, los dos primeros campeones y el tercero bronce, tienen sin embargo igual aporte olímpico en puntos, con 15 Foto: Getty Images
Contar con dos luminarias como Javier Sotomayor e Iván L. Pedroso irradió la alcurnia del atletismo cubano —en particular su área de saltos—, hasta los más lejanos confines del universo.
Aunque el Príncipe de las alturas surgió un poco antes, la confluencia de ambos en los años 90 de la anterior centuria, los récords impuestos y la conquista de reiteradas coronas mundialistas estremecieron corazones, desencadenaron euforias y patriotismo, signaron una épica y una época tal vez irrepetibles, en fin, enorgullecieron a toda Cuba.
Son los dos campeones olímpicos del salto, Javier coronado en Barcelona 1992, con una plateada adicional en Sydney 2000, donde Iván Lázaro desbancó con un magistral último intento al inoportuno local Jay Taurima.
Uno actual recordista mundial (2.45) luego de más de dos décadas, el otro casi lo fue de haberse aceptado su 8.96 de Sestrieri. Guiaron un área mucho más productiva que la similar femenina, pues sus compañeros sumaron otro subtítulo y dos bronceadas.
El primer saltador olímpico cubano, sin embargo, no fue de alto ni de largo. Fue de triple, cuya tradición en la isla se remonta a Sergio Macías, campeón en los I Juegos Centroamericanos de 1926.
El villaclareño Ramón López Fleites honró esta especialidad al aparecer primero que ningún otro saltarín en Roma 1960, aun cuando su estirón de 14.53 solo alcanzó un alejado puesto 33.
Los triplistas no han disfrutado la consagración dorada bajo los cinco aros por paradojas del destino, pues colectivamente constituyen el grupo más sólido, más temible, con nueve de 19 ubicados entre los ocho primeros lugares (siete el largo y tres el alto), sobresaliendo la plateada del pinero Yoel García y bronce del espirituano Yoelbi Quesada.
La proa indiscutible del triple ha sido Yoelbi, siempre en la batalla, sexto en Barcelona, bronce en Atlanta, cuando sus compañeros estelares fallaron, cuarto en Sydney y octavo en Atenas. Aportó 15 unidades al puntaje olímpico, los mismos que Sotomayor y Pedroso, punteros empatados entre saltadores.
El otro varón con cuatro Juegos es Pedroso, cuarto en 1992, duodécimo en 1996, oro en 2000 y séptimo en 2004. Con tres, Sotomayor (undécimo en Atlanta) y el triplista Arnie D. Girat (17 en 2004, cuarto en 2008 y 16 en 2012).
El bronce de Ibrahim Camejo en longitud (8.20) sorprendió tanto como agradó durante su única incursión olímpica en el 2008.
El primer saltador de Cuba etiquetado como recordista mundial fue triplista. Recordemos a Pedro Pérez Dueñas y su impresionante 17.40 en los Panamericanos de Cali 1971. El pinareño, luego doctor, ancló 24 en Munich 1972, desquitándose de cierta manera en Montreal 1976 con un cuarto lugar, lo máximo del área entonces.
El único salto con tres cubanos en una misma cita ha sido el triple. Reiteradamente desde Atlanta y prosigue para Río 2016. Nunca los tres pudieron colarse en finales. Mejor trío fue el de Sydney: Yoel plata, Yoelbi cuarto y Michael Calvo 27. Peor el último de Londres: Alexis Copello octavo, Girat 16 y Yoandri Betanzos 23.
LO QUE SE AVECINA
Está comprobada la disminución de resultados entre Juegos Olímpicos y campeonatos mundiales, si bien suelen considerarse similares en calidad por reunir a los mejores.
Yoelbi fue campeón mundial 1997 y solo bronce olímpico. Entre Sotomayor (6) y Pedroso (9) sumaron nada menos que quince títulos mundiales al aire libre y bajo techo. Pero apenas dos coronas olímpicas en siete intentos.
Ojalá la fortuna, la buena vibra y la tradición de combate y triunfos acompañe a los cuatro saltadores elegidos para Río, aunque dos sean tan bisoños que no llegan a 20 años de edad, Maykel Massó en largo y Lázaro Martínez en triple, quienes se coronaron en el reciente Mundial Juvenil.
Ernesto Revé, distinguido en mundiales, pudo competir varias veces, pese a lesiones, pero sin llegar a 17 metros. Así le será difícil, aunque no imposible, colocarse en finales y echar el resto.
Pedro Pablo Pichardo, subcampeón mundial bien relacionado con las medallas en compromisos fundamentales, de los triplistas más espectaculares sobre 18 metros, tendrá que sobreponerse a dolencias que le impidieron competir este año y jugarse el todo por el todo en Río, siempre con la seguridad de no perjudicar su salud en el empeño ni truncar de golpe su carrera deportiva.

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