Bolt no entiende de maleficios (1)
Todavía no es el máximo acumulador de medallas olímpicas. Lo es de este siglo y milenio. El más trascendental de esta época. Pero no debemos soslayar a los fenomenales precursores recogidos por la historia.
RÍO DE JANEIRO.—La épica de Usain Bolt, o la leyenda de las tres tripletas, se concretó en el estadio olímpico carioca ante el éxtasis de miles de presentes y millones de aficionados y casuísticos entusiastas en todo el planeta.
Uno de los mayores privilegios en la historia del deporte será haber coincidido en época con este genial corredor, cuyo magnetismo genera espontánea complicidad y admiración inclusive entre las multitudes ocasionales derivadas del carácter mediático de la alta competición.
Ya no es tan rápido. Pero destaca su nivel tan elevado como hegemónico ante los rivales de turno a sus tres décadas de vida, redondeadas precisamente en la clausura dominical.
Bolt ganó en Beijing los 100 metros en 9.69, rebajó a 9.63 (récord) en Londres y en Río le bastó 9.81. En el doble hectómetro la secuencia fue así: 19.30 (récord), 19.32 y 19.78. Y en el relevo: 37.10, 36.84 (récord) y 37.27.
Una aureola mágica protege a Bolt de sus contrincantes más obstinados. Justin Gatlin se ha engarrotado en más de un momento decisivo mientras deleita la elasticidad del jamaicano.
En semis de 200 metros el canadiense De Grasse jugueteó y llegaron juntos, 19.78 por 19.80. Cualquiera atribuyó al talentoso adversario una cuota picante capaz de obligar a Bolt a un crono superlativo en la final. Pero llegado el momento de la verdad, lejos de arañar la investidura del orondo campeón, se sofocó el canadiense para asegurar la de plata en 20.05.
NURMI, LEWIS Y EWRY
Todavía no es el máximo acumulador de medallas olímpicas. Lo es de este siglo y milenio. El más trascendental de esta época. Pero no debemos soslayar a los fenomenales precursores recogidos por la historia.
El finlandés Paavo Nurmi, apto para conquistar doce medallas en carreras de fondo, nueve de oro y tres de plata, entre los Juegos de 1920 y 1928. Sobresalió especialmente en París 1924 colgando cinco de golpe a su cuello, incluidas las de 1 500 y 5 000 metros con hora y media de separación.
La leyenda Carl Lewis, que en carreras y saltos sumó diez medallas, nueve de oro y una de plata, repartidas en 100, 200, 4x100 y longitud, desde los Ángeles 1984 hasta Atlanta 1996.
Añadan otro estadounidense de los albores del siglo XX. Ray Ewry, el hombre de los saltos sin impulso, ya descontinuados. Una máquina de ganar oros entre 1900 y 1908. Ocho en altura, longitud y triple. Algunas fuentes reconocen diez y lo consideran máximo ganador individual por dos oros en la edición especial olímpica de 1906, conmemorativa de la década del restablecimiento.
Ewry es el único antecedente de Bolt en cuanto a más de una tripleta consecutiva. Ostenta dos en altura y longitud. Y no lo antecedió con tres porque sacaron al triple sin impulso del programa de Londres 1908, como antes para la edición especial de 1906.
Los estadísticos de la IAAF lo reconocen como inigualable hasta nuestros tiempos con cuatro títulos consecutivos en dos pruebas (altura y longitud), pues cuentan los Juegos de 1906, pero la cantidad de años e reinado es inferior.
Para Bolt conseguir cuatro títulos sucesivos aunque fuera en una sola prueba tendría que prolongarse hasta Tokio 2020. Por lo pronto alargó hasta el Mundial 2017 su despedida. A la cumbre olímpica japonesa llegaría con 34 años, que en esta época no es fantasía, vaya usted a saber por cuales causas. Le tocará decidir a él.
ÚNICOS TETRACAMPEONES
Los únicos tetracampeones entre olimpiadas de cuatro años son de Estados unidos: Alfred Oerter puso a volar el disco más lejos que nadie durante doce años, desde Melbourne 1956 hasta Ciudad México 1968. El Hijo del viento Carl Lewis fue incomparable en sus vuelos longitudinales entre 1984 y 1996.
Igual signo de plenitud deportiva constituye obtener cuatro medallas individuales en cuatro ediciones, sin ser todas de oro. Lo atestiguan Vladimir Golubnichi, marchista, Víctor Saneiev, triplista, ambos de la desaparecida Unión Soviética y el jabalinista checoeslovaco Jan Zelezny.
Golubnichi dominó la élite de la caminata de 20 km en los años 60 del pasado siglo: oro en Roma 1960, bronce en Tokio 1964, de nuevo a lo más alto en México 1968 y plata en Munich 1972.
Saneiev no dejó levantar cabeza a los triplistas en la etapa de las M: México (récord mundial de 17.39, batido por el 17.40 de Pérez Dueña), Munich y Montreal, concluyendo plateado en Moscú.
A Zelezny poco le faltó para batir los 100 metros con su 98.48 de mayo de 1996, vigente todavía. Arrancó subtítulo en Seúl 1988. Se hizo del cetro en Barcelona y nadie pudo destronarlo hasta Sydney 2000. Dijo adiós como noveno en Atenas.
TRIPLETAS FALLIDAS EN RÍO
John Flanagan, lanzador del martillo de Estados Unidos, fue el primero con tres oros consecutivos de 1900 a 1908. Saneiev y Zelezny le siguieron. El último fue el polaco Robert Korzenioski, en 50 km de caminata desde 1996 hasta 2004.
Salvo Bolt, el único candidato varonil a sumarse era el también polaco Tomasz Majewski, balista de exactitud matemática para coronarse en Beijing y Londres, pero sin brillos mundialistas desde el debut en 2004: apenas plata en Berlín 2009 y bronces bajo techo en los mismos años olímpicos de 2008 y 2012.
Llegó a sus cuartos Juegos en Río (debutó en Atenas) próximo a diez días de cumplir 35 años de edad el 30 de agosto, pero apenas finalizó sexto.
Un rechazo parecido sufrió aquí al carismático Ezequiel Kemboi en 3 000 con obstáculos. Con cuatro cetros mundiales desde Berlín hasta Beijing deseaba despedirse de la arena olímpica a los 34 años con una tercera corona. No era consecutiva, pues cedió la de Beijing entre las de Atenas y Londres. Pero el keniano solo pudo llegar en bronce y al final se quedó sin nada por descalificación, como si en el Engenhao existiera un “maleficio” para evitar tricampeones, del cual solo Bolt estuviera exonerado divinamente. No tiene explicación que se hayan malogrado otras cuatro posibilidades de instalar la primera tricampeona femenina de la historia.
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