Pese a reconocerse que se debe maniobrar mucho para neutralizar carencias económicas, no se comprendieron los fogueos reiterados para unos y deficitarios para otros
El primer nivel en el atletismo varonil se fija a partir de 1 190 puntos en adelante en las tablas de puntuación de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, siglas en inglés). Ningún resultado reporta medalla automáticamente, más ese rango avala su conquista según las circunstancias competitivas.
La selección masculina de Cuba en Río 2016 contó con dos relevos y ocho atletas con marcas personales en esa zona. Y como la preparación se planifica para rendir más, la lógica indicaba una buena actuación y no quedarse francamente por debajo.
Que lo mejor hayan sido sextos lugares consternó a quienes en más de cinco décadas se esforzaron por desarrollar este deporte o le prodigaron amor, porque hasta en Roma 1960 fue más alto el cuarto lugar de Enrique Figuerola en 100 metros. Solo en Munich 1972 los varones estuvieron peor.
Pese a reconocerse que se debe maniobrar mucho para neutralizar carencias económicas, no se comprendieron los fogueos reiterados para unos y deficitarios para otros o las insistencias hasta último minuto con Dairon Robles en vallas y Pedro P. Pichardo en triple sin test previos, «ensayo». La jabalinista Yulenmis Aguilar, finalmente se probó en julio y lo hizo peor en Río de Janeiro, en agosto.
Qué de extraño tenía la decisión de Dairon de no participar. O la del no recuperado Pichardo, ambos lesionados, que no fuese la demora en anunciarlas. Insólito hubiera sido presentarlos. Mejor fue no hacerlo para evitar la mediocridad competitiva que empañó al prestigioso atletismo cubano ante el mundo.
Los topes ineficientes fueron para Jorge Y. Fernández en disco, Ernesto Revé en triple y Maikel D. Massó en longitud, distanciados en 112, 107 y 103 puntos de sus respectivos rendimientos topes.
Massó fue campeón mundial Sub 18 en Cali-2015 y lo estimularon al Mundial Beijing 2015 sin comportarse a la altura. Este año se coronó en el Mundial Sub 20 y antes se ganó Río por su muy elogiado 8.28. Pero de nuevo compitió sin éxito entre mayores y eso no puede convertirse en hábito, sobre todo en diamantes como él. Siempre hay que entregarse y conseguir el mejor resultado para el país.
Los vallistas engrosan el entorno de los más ineficaces. A Portilla (-95) lo medimos por el 13.81 en la cita olímpica perjudicado por la lluvia que luego invalidaron. Debemos recordar que hubo una repesca inédita, fue descalificado en ella y oficialmente aparece sin tiempo ni lugar. O’Farrill (-87) corrió peor en semifinales que en las rondas clasificatorias.
Roberto Skyers también decepcionó con 90 unidades menos en los 200 metros planos e igual empeoró en semis. Reynier Mena, sin embargo, mantuvo su entorno, el mal menor en este análisis.
Con mejor forma deportiva de Skyers y Mena —junto a Ruiz y Carrero—, posiblemente hubiera sido más rápido el relevo 4x100, ranqueado entre los de nivel superior mencionados.
Al decatlonista Yordani García le faltaron 83 unidades. Roberto Janet adeudó 73 en martillo, José L. Gaspar 70 en 400 con vallas y Lázaro Martínez 60 en triple, aunque el contexto deficitario permitió al tres veces campeón mundial por edades dignificarse con su primera final olímpica y aportar un punto de octavo lugar.
Y como tantos incumplimientos amarga hasta escribirlos, quedó lo agradable para último. Richer Pérez no entra en esa categoría, pero debemos reconocer que luchó por marca personal durante 30 km, lo cual está probado por los tiempos parciales. Los calambres no lo hicieron abandonar como otros corredores y concluyó en el célebre Sambódromo triunfador sobre más de un centenar, incluidos muchos africanos.
Un minuto menos en un esfuerzo titánico de más de dos horas no es deficiencia notable, como tampoco lo son los 17 puntos distantes de su marca previa. Y sería inconsecuente criticar por su primera falta a un corajudo corredor como lo hizo con históricas victorias en Veracruz 2014 y Toronto 2015.
Leonel Suárez si bien quedó a 30 puntos de su récord, retornó al primer nivel tras años arrastrando penurias físicas. Alcanzó en el momento cumbre el mejor total después de Londres 2012 y entró en el exclusivo coto de seis con tres faenas en la élite olímpica, entre los cuales el decatleta cubano es cuarto histórico ordenado por méritos: bronces en Beijing y Londres y sexto en Río.
Las palmas absolutas para Yoandys Lescay y sus compañeros del relevo. El tunero no alcanza el primer nivel de los 400 pero está cerca y llegará si insiste. Primero igualó su 45.36 del año y luego batió con 45.00 el personal de 45.13. Comprobarán que en ambas ocasiones rindió sobre un montón de atletas con mejores antecedentes.
Sus rivales fueron superiores. Apareció el significativo crono de 43.03 del sudafricano Wayde Van Niekerk, evaluado en 1 321 puntos y equiparable con 19.37 en 200 metros o 18.47 en triple.
El relevo largo probó que la voluntad es esencial compaginada con una buena planificación. Sin tanto fogueo y tantas figuras legaron dos registros del primer nivel. El final quedó a solo seis puntos de la generación plateada y recordista nacional de los 90 en Barcelona.
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