La dupla de Sergio González-Nivaldo Díaz quedó a las puertas de semifinales ante Rusia, pero dejó una grata impresión entre los aficionados del voly playero
A la heroica, sin bajar nunca los brazos, despegando más alto que lo imaginado por cualquiera, Sergio González y Nivaldo Díaz, la espectacular dupla de voleibol de playa cubano, quedó a las puertas de la semifinal tras caer 2-1 (22-20, 22-24, 18-16) ante la pareja rusa de Viacheslav Krasilnikov y Konstantin Semenov.
Los cubanos claudicaron en un intenso tie break, el cual tenían en sus manos con ventaja de 13-9. Pero los europeos se levantaron de la nada y resurgieron en las arenas de Copacabana, primero para igualar el choque y luego definirlo gracias a su amplia cobertura defensiva, y en parte una dosis de suerte, porque el punto final cayó en un servicio que pegó en la net y los antillanos no pudieron levantar.
Antes los rusos habían sufrido el mismo destino, en el segundo set, que ganaban 19-16 hasta que Nivaldo y Sergio se crecieron, con bloqueos, ataques poderosos y mucha astucia en cada jugada, sin apostar abiertamente a la fuerza bruta.
Esa inteligencia para resolver diversos trances del choque los mantuvo bien arriba, siempre con opciones. Sergio González fue una muralla con nueve bloqueos, Nivaldo incordió con su saque de hasta 96 kilómetros por hora, que si bien no logró caer como ace, dificultó la recepción de los rusos.
Es uno de los choques más cerrados que se han vivido en Copacabana, espectacular sede de una disciplina en la cual Cuba ha contado con un inesperado protagonismo, amparada en el empuje y la voluntad de superación de estos dos jugadores, quienes sin oportunidad de topar en el circuito mundial, se crecieron ante parejas de mucho mayor fogueo competitivo.
Se van sin medallas, ubicados del quinto al octavo puesto, pero su labor será siempre recordada como una de las más espectaculares de nuestro deporte bajo los cinco aros.
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