La polaca Anita Wlodarczyk pulverizó su propio record mundial en lanzamiento del martillo y se unió a la fiesta de récords mundiales del atletismo. La sesión mañanera fue fatal para los atletas cubanos, de los cuales solo clasificó para finales el triplista Lázaro Martínez
RÍO DE JANEIRO.—Hay que ver como los atletas conocen a la perfección, a costa de repetirlos hasta el cansancio, los detalles del ejercicio físico en el que se especializan.
La martillista polaca Anita Wlodarczyk comenzó a brincar de alegría desde el mismo momento en que el pesado martillo salió del círculo para un largo vuelo de más de 80 metros.
Luego de un arranque de 76.45 (para ella discreto), afinó en el segundo disparo 80.40 para su mejor resultado del año (anterior 80.26) y con eso hubiera sobrado para el oro y renovar el récord olímpico de 78.18 establecido por la rusa Tatiana Lisenko en Londres 2012.
Pero no le bastaba a la campeona y recordista mundial (81.08) en el 2015. Quería sumar las pruebas de campo a la fiesta de records mundiales iniciada en la pista.
Y en el tercer intento lo sintió salir de sus manos junto con el implemento que voló y voló nada menos que hasta 82.29 para adelantar en más de un metro su marca de todos los tiempos.
Los saltos de regocijo y la emoción incidieron en la falta del cuarto intento, pero la lanzadora fuera de serie ya estuvo lista en la quinta y penúltima oportunidad para regalar un 81.74, segundo martillazo histórico, que la afianza como una fuera de serie en la especialidad.
Cerró con 79.80
La china Wenxiu Zhang se llevó la de plata apenas con 76.75, en tanto el bronce fue para la británica Sophie Hitchon, necesitada en su último disparo de un récord nacional de 74.54 frente a la alemana Betty Heidler (73.71) que en la ronda anterior la desalojó de esa posición asegurada desde el segundo intento con 73.29.
El dominio africano persiste firme o de soslayo en las distancias de fondo. En la final femenina de 3 000 metros con obstáculos venció la juvenil Ruth Jebet en representación de Bahrein, pero con genes de Kenya. Impuso primacía para Asia con 8:59.75 en el impulso por dejar segunda a la kenyana Hyvin Kiyeng Jepkemoi (9:07.12), mientras la estadounidense Emma Coburn implantó otro récord de área de 9:07.63 y dejó fuera del podio a Beatrice Chepkoech (KEN -9:16.05) y Sofia Assefa (ETH-9:17.15).
La sesión matutina de la cuarta jornada en el estadio olímpico no resultó halagüeña para los competidores cubanos en planes de clasificación, pues de ellos solo consiguió el pase a la final Lázaro Martínez, en triple.
El juvenil, tres veces campeón mundial (una vez en la categoría menores de 18 años y dos en la sub20) tampoco exhibió una faena cercana a sus mejores logros y con un intento de 16.61 metros fue repescado en el puesto 12 y último. Todavía tiene posibilidades de recuperarse y tratar de llegar a la final de ocho.
Otro triplista cubano de más de 17 metros, Ernesto Revé, no pasó de 16.58 y terminó en la posición 14. También rezagada quedó Ariallis J. Gandulla en los 200 metros, sexta en la octava serie. Ni 23.08 marca personal ni 23.22, marca del año. Cronometró 23.41 y le correspondió el alejado lugar 50.
Por último, José L. Gaspar entró en dificultades desde la primera valla, a la que llegó con la pierna de ataque cruzada. Picó el paso en la segunda y logró recomponerse algo hasta volver a fallar en las finales. El resultado no pudo ser mejor que séptimo en la tercera serie de 400 con vallas, con 50.58 y el lugar 39.
Fue al único que contactamos en la zona mixta, disgustado por su faena, pero consciente de que la experiencia olímpica había sido buena a poco de cumplir la semana que viene los 21 años de edad.
Admitió saber que necesitaba acercarse a su 49.17 personal para continuar hacia semifinales, más “no me salió”, quizá por tratarse de un evento técnico. “Me falta maestría”, reconoció.
Pero le sobra tiempo para conseguirla, aunque también sacrificio.
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